jueves, 13 de diciembre de 2007

Sin hogar

No he creído en la familia
no he creído en el trabajo (sin sentido)
no he creído en el prójimo
carente de transparencia.
No he creído en la sociedad
y muchas veces
no he creído en mi mismo
cuando mis ojos veían
más allá de la apariencia.
Tuve que saber cual era la verdad
qué era la verdad.
Sin saberlo me descubrí descubriéndome.
de chico rezaba, meditaba
y fantaseaba con seres que no veía,
con cosas que aún no eran
(y aún lo sigo haciendo).
La confusión fue total
mientras miraba quieto
con lucidez ingenua
algo hipnotizado
de pie en la tierra
entre el cielo y las especies.
Nada me asustó tanto como vos, humano.
A nada le temí tanto
como a esas cualidades que me mostraste.
Cuando dejé de mirar los instrumentos
para contemplar el paisaje de las profundidades
me encontré que el entorno era yo también
y ahí estaban todos los fantasmas esperándome.
Me asusté y los negué hasta que comprendí
que no hay más de un alma ni de un cerebro.
Entonces supe que existe un tiempo de crecimiento
de desarrollo
y que
aquello que me mostraba lo que veía
era la eternidad con su eterna luz reflejada en la pantalla.
Qué puedo hacer, Qué quiero
en este desierto donde experimento realidades transitorias.
Vivir en opciones vanas…?
Mmmm, no me apetece
No quiero nada, pues sólo soy una puerta de la eternidad
y con eso me basta.
Algún día, como ha llegado todo, llegará el Amor extático.
Un día podré manifestarme pura luz.
Un día este inmenso dolor y esa inmensa tristeza se agotarán.
Y seré un vuelo plenamente lúcido y eterno
por cualquier rincón del Universo.
Te visitaré una noche llevando bendiciones.

Hugo Omar

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