viernes, 20 de marzo de 2009

La sabiduría de la desilusión

Desilusionarse es volverse sabio, es volverse sano, es volverse indestructible porque todo ese andamiaje montado en la mente, en los sentidos, en los hombros no es más que ilusión.
Por qué se creó la ilusión? Porque se toma al cuerpo como la primera verdad y no como la última. Cuando el rió llega al valle, con todas sus formas y manifestaciones lleva un sin números de causas.
Él nació de una vertiente, arriba en la montaña
Tal vez para los sentidos una “débil” vertiente.
Pero ese no es el origen, porque el agua brota desde adentro.
Y si seguimos buscando a dónde llegamos?
Una mente curiosa y penetrante verá que hay un juego de fuerzas invisibles que esta logrando todo un movimiento, una coreografía, una representación
Y que tiene una inteligencia ordenada que lleva un propósito único y universal
Mantener la vida en armonía
No somos distintos al río en nuestro movimiento
Si nos apartamos de ese fluir la vida se desordena, desarmoniza
Se pierden las intenciones y propósitos originales. Se perdió la conexión.
La conexión es lo más simple que existe, la vida no es suicida
Pero por qué no lo toleramos?
Por qué nos fastidia?
Qué impulsos nos interfieren?

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